A comienzos de la década de 1970 parecia imposible detener el avance de los productos de consumo electrónicos japoneses. La industria estadounidense daba la impresión de haberse residió, e incluso la marca holandesa Philips tuvo problemas. La situación empeoro con el declive económico y la influencia de la crisis del petróleo. Encima los informes del Club de Roma criticaban el consumo desenfrenado. Se comenzó una búsqueda de nuevos productos de interesasen a los consumidores. Philips, que siempre había ostentado un posición fuerte en el desarrollo de productos profesionales, dedico sus esfuerzos a la invención de nuevos consumibles electrónicos.
Durante la década de 1960, Philips había estado ocupada desarrollando equipos dedicados al aprendizaje. Uno fue un sistema audiovisual programable que combino un proyector de cine con una grabadora de casete compacta. Se pidió al laboratorio de física de Philips que creara un sistema mejor y más rápido. Los primeros experimentos usaron imágenes cinematográficas microscópicas grabadas con sus correspondientes sonidos y señales de control en una pista espiral sobre un disco. En 1972, termino un videodisco en el que haz de laser era proyectado sobre una pista espiral de marcas microscópicas grabadas sobre un disco. El patrón de las marcas contenía la información necesaria para grabar y reproducir tanto la imagen como el sonido. Los primeros discos podían almacenar unas 45.000 imágenes, accesibles muy rápidamente gracias a un número de índice. Al pasar estas imágenes a un ritmo de 25 por segundo pida grabarse una película de media hora y, posteriormente de una hora.
Sin embargo, se lanzo al mercado hasta 1978 y fue lento. Había pocos discos y las videocasetes ya se habían establecido con fuerza en el mercado. Pero la calidad superior del sistema de videodisco revelo su potencia en aplicaciones educativas y en la elaboración de archivos para museos. En los últimos años, la videodisca ha experimentado cierta recuperación como medio de grabación de juegos de ordenador.
Durante el desarrollo de videodisco se descubrió que la misma técnica permita una reproducción de sonido excelente. Los experimentos de 1974 ya indicaron que existía la capacidad de eliminar el disco de gramófono, que daba de comienzos del siglo. En 1978 Philips presento el revolucionario disco compacto ante un mundo maravillado que se había acostumbrado a las limitaciones del disco gramófono, como que se rayara, se marcara las huellas digitales o durase solo media hora.
Tras sus costosas experiencias intentando establecer un estándar mundial en el mercado del casete y del video, Phillips pidió la colaboración de Sony. En 1980, el CD de Philips, de apenas 12 cm de diámetro, se convirtió en el estándar mundial, primero con una capacidad inicial de 60 min que más adelante creció hasta 75. Desde entonces han aparecido muchas versiones.